Cuando amanece, se hace de dia en mis caderas también,
respiro lento llenando mis pulmones,
ese aire de mañana me seduce y me levanta de mi cama,
y al resto de mi cuerpo se le hace tarde,
porque no logra todavía mezclarse con el resto de mundo en el que estoy parada.
Cuando es medio dia, se calientan también mis manos,
mis labios se tornan rojos, por empatía con el resto de mundo...
camino despacio, arrastrando los ojos por todas las formas...de mundo.
Cuando llega la tarde...cuando llega la tarde es cuando todo se expande,
mis pechos, mi estomago, mis dedos...el cielo y el aire,
todo se me dilata con el calor sutil... de mundo...
Es cuando deseo que el tiempo se detuviera,
que todos nos quedáramos cuando llega la tarde,
que todos nos pudiéramos mirar los cuerpos,
que todos pudiéramos saborearnos los mundos...dilatados.
La noche, es la dama de los silencios,
cuando anochece mi pies se quedan quietos,
mis hombros se hacen mas pesados,
mis espalda descansa...sobre el mundo que duerme.
Así, cada día soy yo conmigo,
caminando y dejando de caminar,
comiéndome los días y gastándome la sangre...y el aire y la energía...las horas.
Yo, conmigo y aveces otros,
yo con los mundos,
cuando pretendo caminarlos,
yo conmigo cuando me refugio en el mío.
Yo, conmigo con odio y amor,
conmigo como fiel existente presente y constante.