El bailarín o bailarina que solo busca habilidades para fortalecer, es parte de este juego, del estereotipo: el bohemismo, narcisismo, hedonismo. Ahí se queda en lo “gris”. El arte de la danza es 100% erótico, desde la comunicación del cuerpo. Un erotismo-arte-metafísico, elevado. En la danza se encuentran el éxtasis y el dolor ligados al placer y la espiritualidad. Lo más básico es el erotismo amoroso depredador, donde me pierdo en ti y tú en mí. Es animal, salvaje. Dispuestos a morir o matar al otro. Y es el que más común tenemos en la calle. El erotismo animal es cumplir las necesidades, siendo simple receptáculo u ofrecedor.
Hubo un tiempo en que quise ser sacerdote. Estaba entre eso, o ser bailarín. En ambas hay una labor estética de guiar. Para mí, el arte es mi religión, me mantiene más cerca de Dios. La religión me mantenía más cerca del pecado que de amar a Dios, de esa generosidad. Dios se hace ser humano porque solo así puede experimentar el ser humano: dolor, placer, risa, goce, etc.
Humberto Canessa
Fragmento de entrevista realizada por
Costaricabaila.com
Juan Pablo Ledo
Tomado de: www.mdzol.com